- Aventura Trashumante, la iniciativa a través de la que 40 jóvenes que han superado el cáncer podrán conectar con una práctica ancestral como la trashumancia, lanza su 7ª edición el próximo 10 de julio.
- Durante una semana los grupos podrán vivir una experiencia única aprendiendo de la tradición, la naturaleza y los animales.
10 de julio de 2025 - La Cueta, el pequeño pueblo de Babia donde nace el río Sil, volverá a convertirse a partir del 10 de julio en el escenario de una vivencia profunda e inolvidable: la séptima edición de Aventura Trashumante, una experiencia en la que 40 adolescentes, que en su mayoría han tenido que enfrentar un tratamiento oncológico, se adentrará durante ocho días en los ritmos y saberes de la ganadería trashumante, en contacto directo con la naturaleza, los animales, el oficio pastoril y con ellos mismos.
Este proyecto, impulsado desde sus inicios por Manuel Calvo y con la colaboración de Natura Diet, marca de DingoNatura, se consolida un año más como una experiencia vital de transformación, que busca preservar un patrimonio cultural único a la vez que brinda a los jóvenes la posibilidad de conectar con la tradición, gracias a una práctica ancestral de pastoreo ambulante, como la trashumancia. De la mano de los últimos nómadas de España, los pastores trashumantes, cuidarán de los rebaños de ovejas merina y del mastín, el animal que hace posible que esta práctica, representativa de la historia de España y reconocida por sus beneficios ambientales, perdure en el tiempo.
“Estos chicos y chicas llegan con mochilas invisibles, pero aquí ocurre algo que no se puede explicar del todo con palabras. A través del contacto directo con un sistema de vida sostenible y cooperativo, se genera una transformación real, una nueva manera de entender el mundo a través de una práctica profundamente conectada con los ritmos de la naturaleza, como es el caso de la trashumancia. Se produce una recuperación del vínculo con la vida en su forma más primaria y resiliente” comparte Manuel Calvo, director de Aventura Trashumante.
Un proceso de conexión y aprendizaje
Durante la experiencia, los jóvenes serán partícipes en todo el proceso natural de producción de la lana, desde el esquilado, el lavado, el cardado, el hilado, el teñido con pigmentos naturales, hasta el tejido final. A través de este proyecto, que cuenta con la colaboración de la empresa Las Hidalgas, cuyo proyecto apuesta por la recuperación de la lana merina trashumante, uniendo diseño y tradición para preservar esta práctica ancestral, los jóvenes podrán conocer y conectar con esta experiencia artesanal, que se convertirá, a lo largo de estos días, en una forma de escucha, de contemplación y de respeto.
Con esta lana y como parte de una de las experiencias más simbólicas de la aventura, los jóvenes se encargarán del diseño de gorros que, con la ayuda de las mujeres de la Asociación de Labores Solidarias de la IAIA, se elaborarán a mano con lana virgen merina para, posteriormente, ser donados a otros jóvenes que también están atravesando un proceso oncológico.
A lo largo de una semana, 10 jóvenes serán partícipes de las diferentes actividades que les permitirán conectar y conocer el modo de vida de la región, entender el peso de la tradición, la importancia en la preservación de la naturaleza y el valor del respeto y la concienciación sostenible. Durante un período de un mes, este pueblo de León se convertirá en el hogar de los cuatro grupos de participantes que vivirán la experiencia.
Ana Chinarro, CEO de DingoNatura y Presidenta de la Fundación DingoNatura comparte que “En DingoNatura y su Fundación estamos profundamente comprometidos con la conservación activa del medio ambiente y la protección de los ecosistemas más sensibles. En este contexto, Aventura Trashumante representa una iniciativa ejemplar que pone en valor una práctica ganadera ancestral —la trashumancia— como herramienta de sostenibilidad y equilibrio ecológico. Asimismo, refleja de forma tangible la sinergia entre el ser humano y el perro en un entorno natural, armonioso y funcional. Este proyecto constituye una valiosa oportunidad para reforzar nuestro compromiso con modelos que prioricen el bienestar animal, la biodiversidad y la educación ambiental transformadora.”
Trashumancia y el perro: una alianza milenaria al servicio del equilibrio
La trashumancia no es solo una forma de ganadería extensiva: es una memoria viva del territorio que respeta los ciclos de la tierra y del clima. Durante siglos, esta práctica ha moldeado los paisajes y la cultura rural de nuestro país, manteniendo vivos los vínculos entre el ser humano, los animales y el entorno. Sin embargo, hoy, esta forma de vida, reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial, está desapareciendo en silencio.
En este delicado equilibrio, el perro, y en particular el mastín español, ha sido y sigue siendo una figura central. Compañero inseparable del pastor, el mastín es guardián del rebaño y garante del equilibrio ecológico en territorios donde la fauna salvaje —como lobos y osos— aún habita. Sin su presencia, el pastoreo trashumante, tal como lo conocemos, simplemente no sería posible.
El vínculo entre humano y perro, forjado hace más de 15.000 años, alcanza en el contexto del pastoreo su expresión más ancestral y simbólica: dos especies distintas colaborando para sostener un modo de vida y proteger al rebaño. En Babia, los jóvenes caminarán junto a pastores y sus mastines, visitando a diferentes rebaños y hasta un total de 80 mastines, y dónde podrán ser testigos de una forma de inteligencia relacional y adaptativa que únicamente puede entenderse a través de la propia experiencia.
“El mastín no es un perro más: es símbolo de resistencia, de lealtad y de armonía. Gracias a ellos, prácticas como la trashumancia pueden sobrevivir, y nosotros podemos seguir aprendiendo a convivir con la naturaleza.” destaca Manuel Calvo.