La "mitomanía", mentir de forma patológica y sin control. La Dra. Paloma Rey, psicóloga y colaboradora de Doctoralia, nos comparte todas las claves para entender y actuar ante esta patología.
¿Qué significa ser mitómano/a?
La mitomanía es una tendencia a mentir de forma patológica, compulsiva y frecuente, donde se inventa o distorsiona la realidad sin una motivación clara.
Podríamos definir a una persona mitómana de la siguiente forma:
- Miente reiterada y espontáneamente, en la mayoría de las ocasiones sin un beneficio concreto.
- Puede crear historias exageradas y muy complejas sobre sus éxitos, relaciones y su vida en general.
- Se cree parcialmente sus mentiras o las mezcla con la realidad.
- Con estas mentiras buscan llamar la atención, sentirse valiosas, evitar responsabilidades u ocultar sus propias inseguridades.
- Muchas veces, la persona mitómana no es plenamente consciente del daño que causa.
Diferencias entre una persona mentirosa y mitómana
Una persona mentirosa común elige cómo, cuándo y por qué mentir, y tiene un fin concreto. Además, puede ser consciente del daño que causa y diferenciar la realidad de la mentira creada. Por su parte, el mitómano, miente de forma compulsiva, sin una motivación clara y con dificultad para controlar esta conducta.
¿Cómo actúa una persona mitómana y cómo las podemos identificar? Pautas de comportamiento, síntomas y métodos para la identificación
Identificar a una persona mitómana no es tarea fácil, porque sus mentiras son muy elaboradas, parecen muy creíbles y están mezcladas con hechos reales. Sin embargo, sí hay algunas señales a las que podemos prestar atención:
- Cuenta historias exageradas: Narra situaciones dramáticas, grandiosas o difíciles de comprobar.
- Buscan atención: Sus historias buscan que los demás sientan admiración, preocupación y/o empatía por ellos.
- Sus mentiras cambian con el tiempo: Los detalles de sus historias pueden contradecirse si se hacen preguntas concretas o se escucha varias veces.
- Se enfadan si se les pone en duda: Si se sienten descubiertos o que se duda de ellos pueden ponerse a la defensiva, cambiar de conversación o evitar el tema.
- No asumen su responsabilidad: Mienten como una forma de evitar conflictos, no asumir las consecuencias de sus actos o sentir culpa.
Identificarlas, como decimos, no siempre será fácil. Prestar atención a los síntomas descritos anteriormente pueden ayudarnos a ver las señales de que nos encontramos ante una persona mitómana. No obstante, también podemos prestar seguir las siguientes recomendaciones cuando tengamos la sospecha de que nos encontramos delante de una ellas:
- ¿La historia es consistente?: Recuerda que las historias del mitómano cambian con el tiempo. Presta atención a la historia cuando la cuente y haz preguntas específicas para valorar si hay contradicciones.
- Contrasta la información: Comprueba los hechos con personas cercanas o con datos objetivos.
- Valora la intensidad y frecuencia de las mentiras: Una persona mitómana miente de forma descontrolada y recurrente, no de forma ocasional.
- ¿Cómo reacciona ante la mentira?: El mitómano puede no mostrar remordimiento o culpa, e incluso parecer plenamente convencido de lo que dice.
¿A qué se debe esta patología?
No existe una causa específica, sino que aparece como consecuencia de una combinación de factores psicológicos, neurológicos y emocionales. Las principales causas de la mitomanía son:
- Baja autoestima: Muchas personas con mitomanía se sienten insuficientes e inseguras. Es por ello que recurren a la mentira como una forma de crear una imagen exitosa y valiosa de ellos mismos ante los demás.
- Necesidad de aprobación y admiración: Se inventan logros, enfermedades, relaciones importantes o sufrimientos como una forma de captar la atención de los demás, sentirse queridos y respetados.
- Aprendizaje o refuerzo social: En algunos casos, en la infancia la mentira sirvió para conseguir premios, evitar castigos o destacar entre los compañeros y amigos. Finalmente se automatiza el uso de la mentira y se convierte en un patrón de conducta.
- Traumas infantiles: Las personas que han crecido en entornos donde se daban descuidos, negligencias o maltrato emocional, pueden utilizar las mentiras como un mecanismo de defensa o supervivencia emocional.
- Trastornos de personalidad: Hay algunos trastornos, como el trastorno de personalidad narcisista, el trastorno antisocial o el trastorno límite de la personalidad, que incluyen las mentiras frecuentes y recurrentes como uno de sus rasgos.
- Dificultades en la construcción de identidad: Algunas personas mitómanas tienen una identidad difusa o frágil y utilizan la mentira para “construir” la vida que les gustaría tener.
¿Cómo podemos actuar cuando nos enfrentamos a alguien que padece este trastorno de comportamiento?
Si identificamos que estamos frente a una persona con mitomanía sería recomendable:
- Poner límites claros si sus mentiras te afectan directamente a ti o a vuestra relación.
- Evitar un enfrentamiento directo o la humillación pública.
- Si es una persona cercana, sugerir con cuidado la posibilidad de acudir a un profesional y beneficiarse de la terapia.
- No olvidar que las mentiras son un síntoma que puede necesitar de un tratamiento psicológico.